El pasado 5 de noviembre se celebró la última sesión del Seminario de Literatura y Medicina humanista II, programado en el marco IMIENS de la Escuela Nacional de Sanidad, bajo la dirección de Alberto Infante. Hablamos con Concha Germán Bes, profesional de la Salud de larga trayectoria, para que nos cuente su experiencia como participante del seminario,
Pregunta: Usted ha participado en los dos seminarios de Literatura y Medicina humanista celebrados hasta ahora. ¿Por qué asistir a los seminarios? ¿Qué les diría a aquellas personas que se acercan curiosas a la iniciativa pero no se deciden?
Respuesta: Creo que es un seminario imprescindible en el área de Salud, donde asistimos a personas en riesgo, dependientes y siempre necesitadas de cuidado. La formación social y cultural es fundamental y es escasa o nula en las disciplinas de la Salud. Sin embargo, en epidemiología se considera que en torno al 75 por ciento de los problemas de salud se deben a causas socioculturales. El hecho de que las disciplinas de las ciencias humanas estén desvalorizadas frente a las biotecnológicas es algo que deberíamos equilibrar y superar en las ciencias biomédicas.
P: Vayamos a aspectos más formales. ¿Cuál es la mecánica del seminario? ¿Cómo se desarrolla?
R: Primero, el director del seminario nos envía lecturas escogidas cuyo objetivo fundamental es ver todos los ángulos científicos y humanos de los autores de las obras. Segundo, los participantes debemos leerlas y contestar a un pequeño cuestionario la semana anterior al encuentro en el aula. Tercero, el coordinador describe y comenta los resultados de los cuestionarios para pasar luego a realizar un amplio debate.
P: Este segundo seminario arrancó con la obra El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, fundador de la logoterapia. En un principio, la obra se publicó en alemán con el título Un psicólogo en un campo de concentración y tuvo escasa acogida. Pasaron algunos años hasta que el libro cuajó, en inglés, con el título actual. El tiempo y las palabras. ¿Fue preciso tomar distancia de lo ocurrido para que la sociedad pudiera afrontar el texto? ¿Quizá fue preciso, asimismo, apuntar a nuestra dimensión espiritual desde el título para despertar el interés de los lectores?
R: Tomar distancia, no sé. Lo que sí sé es que todas las generaciones deben tener conciencia histórica de lo sucedido en nuestro entorno; al menos de los sucesos más importantes, su magnitud y sus consecuencias. La Historia es otra de las disciplinas muy poco valoradas en la educación actual y esto me parece grave. Respecto a la dimensión espiritual de su pregunta, me parece correcta. El componente espiritual de la persona me parece imprescindible porque junto con lo bio-psico-socio-cultural da la visión holística del ser humano. ¡Ojo, que lo tiene o tenemos todas las personas, los agnósticos y ateos también; no debe confundirse con la doctrina religiosa de la religión elegida!
P: “Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo.” Nietzsche citado por Frankl. ¿Es la ausencia de un significado lo que nos trastorna?
R: Sin duda lo es en gran parte. A los humanos nos cuesta mucho tiempo desarrollar nuestra personalidad y, digamos, nuestro proyecto vital. Por eso necesitamos tener una crianza plena, con apego, sentirnos queridos, acompañados y adquiriendo valores y conocimiento de nuestro entorno familiar; necesitamos un entorno escolar abierto y que estimule nuestro conocimiento, y lecturas. Dicho de otro modo, adquirir conciencia social a la vez que nuestra identidad en el mundo y qué queremos ser o, al menos, que no queremos ser. Hoy tenemos mucha gente ˈdespistadaˈ que no sabe qué hacer con su vida, cuando hay tantas cosas que hacer y tantas personas a las que querer y que te quieran.
P: La segunda lectura del seminario fue Diario de batalla. Mi lucha contra el cáncer, de María Ángeles Durán. Tanto Durán como Frankl acuden a la escritura para superar una experiencia personal de extrema adversidad. ¿Cuánto hay de terapéutico en el hecho de escribir?
R: De pequeña me gustaba escribir mis diarios. En los momentos de crisis que todos tenemos retomo esos diarios. El hecho de escribir es como volcar lo que te corroe por dentro, y ayuda a ordenar pensamientos y sentimientos. En el caso de María Ángeles, que es una incansable investigadora social y escritora, le ha servido además para que hagamos una reflexión los profesionales implicados.
P: Durán afirma: "...quería escribir sobre lo que me estaba pasando porque muchas cosas son mejorables y, si se publican, es más probable que cambien". Desde la primera edición en abril de 2003 de Diario de batalla. Mi lucha contra el cáncer han pasado más de quince años, ¿se ha cumplido el deseo de la autora? ¿Han mejorado las cosas?
R: No sabría dar una respuesta global. Quiero pensar que algo he aportado desde mi condición de profesora en el ámbito de la Salud. Como enfermera, especialista en Psiquiatría, y antropóloga y profesora de Enfermería, quiero pensar que algún impacto he tenido con mi alumnado. A mi edad, tengo un profesorado joven con el que comparto un cuidado holístico y abordamos temas de cuidados invisibles que dan mucho juego para hablar de emociones, sentimientos, feminismo, ecología y mucho más. Yo me siento bien de aportar trabajos como el de María Angeles, les hago leer mucho.
P: En movimiento, la autobiografía de Oliver Sacks, el relato de una vida extraordinaria y al límite, cierra el seminario. Además de su gran calidad literaria, los tres libros tienen en común el enfoque humano de la medicina y la búsqueda de sentido en la vida. Sacks denuncia la ausencia de ambas cosas cuando habla de los pacientes: "Que aquellos que entraban en esas casas de reposo necesitaran un sentido -una vida, una identidad, dignidad, amor propio, cierto grado de autonomía- era algo que se ignoraba o se pasaba por alto; los cuidados eran puramente mecánicos y médicos". ¿Le falta hoy humanidad a la medicina?
R: Actualmente, en la disciplina enfermera cuidar implica “estar con” y “pendiente de” la persona necesitada de cuidados en lo cotidiano. Implica a la persona enferma y a las personas cuidadoras. Sacks cita varias veces a las enfermeras cuando ellas dicen de los enfermos neurológicos que no hablan, que están ˈidosˈ, “su identidad, dignidad, amor propio…lo guardan todo dentro”. Respondiendo a la pregunta, sin duda les falta humanidad a los profesionales de la Salud, más a los médicos y médicas que a las enfermeras y enfermeros; e igualmente podríamos hablar de terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, nutricionistas y otros. Quienes más tiempo comparten con los enfermos y familias son los profesionales de Enfermería.
P: En su condición de profesional de la salud, ¿considera útil la inclusión de seminarios como éste en los estudios de medicina y ciencias biomédicas?
R: Sí y lo estoy recomendando en mi entorno.
Muchas gracias. Nos vemos en el siguiente seminario, previsto para primavera de 2019.